Desde siempre el hombre, al dejar su huella o registro impreso en una superficie cualquiera, roca, tela, papiro o papel, nos está hablando de él. De sus motivaciones, intereses, peculiaridades y trasfondo cultural.
Las primeras asociaciones entre escritura, personalidad y cultura, podemos encontrarlas en las pinturas rupestres realizadas por los pueblos primitivos, que estampaban signos o pictogramas en las cavernas donde vivían. Como en otros momentos históricos, en tal época el arte era una vía de expresión cultural que, sin pretenderlo, en sus formas, temáticas y colores dejó además una huella imperecedera del mundo interno y externo de sus autores.
El ser humano en estos casos estaba "proyectando" su mundo interno en las paredes de la caverna, igual que si estuviera proyectándose una película en un telón cinematográfico.
Este fenómeno psicológico, denominado "proyectivo", es el que estudia la Grafología: el estudio de signos gráficos que tienen la intención consciente de comunicar ideas pero que, en sus formas y variaciones en la dirección, el tamaño, la inclinación la presión y otros aspectos, dejan caer inconscientemente el mundo interno, forma de relacionarse, de ver el entorno, etc. de quien escribe. El grafólogo español Mauricio Xandró decía: “...la escritura es un reflejo visible del pensamiento”.
La Grafología es por ello considerada como un test proyectivo de tipo expresivo, semejante a los tests de dibujos, y alude también al mismo proceso inconsciente de la proyección, que motiva a una persona a preferir un color y no otro en el Test de los Colores, o ver una cosa y no otra en un estímulo ambiguo como una mancha de tinta del test de Rorschach. El principio a la base es "a mayor ambigüedad del estímulo, más pondrá el sujeto de sí mismo, de sus intereses, motivaciones y organización de personalidad en las respuestas o productos que elicite frente a él.
Y la hoja de papel en blanco claramente asume este rol de estímulo ambiguo, que debe ser conquistado mediante la escritura.
Vista como un "lenguaje no verbal congelado", la Grafología consiste en observar predominantemente - no únicamente - los gestos escriturales personales, como cuando nos fijamos en la expresión facial, corporal o el tono de voz de alguien al hablar.
En la letra, se observarán también pulsaciones inconscientes que nos revelarán que una persona está revelando algo más de lo que conscientemente nos quiere decir. Lo escrito intencionalmente sería “lo pensado”, mientras que las formas del escrito nos hablarán de “lo sentido” al momento de escribirlo.
PREHISTORIA DE LA GRAFOLOGIA
La Grafología es una técnica bastante antigua, cuyos orígenes se remontan al inicio de la historia de la humanidad, en las cavernas como hemos mencionado, aunque sus raíces documentables más primitivas se asientan en la antigua China en el siglo IV antes de Cristo. En tal lugar y época comenzaron a emitirse leyes que podrían ser consideradas grafológicas, y que presentan grandes coincidencias con las actuales.
También en el lejano oriente, en Japón, se sabe de “magos” que por medio de palotes descubrían el carácter de las personas. Ya en las épocas de la antigua Grecia, el pilar de la actual civilización occidental, el filósofo ateniense Demetrio de Falera resume toda la filosofía grafológica en su cita: “la letra expresa el alma”. Y es en Grecia donde Aristóteles (384-322 a.C) recoge la invitación de los secretos ocultos en los signos gráficos y le da otro impulso esta técnica.
En Roma sólo se sabe de anécdotas grafológicas de parte del emperador Nerón quien, se dice, afirmó alguna vez a un personero de su corte: “Su escritura demuestra que es un traidor” (Simón, 1992). Otro importante referente histórico se halla en la obra del historiador romano Suetonio (69 –140 aC) que, en su obra “Vida de los Césares”, incluyó análisis grafológicos de los principales gobernantes romanos.
El período de la Edad Media significó para la Grafología, como para otras muchas expresiones culturales, un lapso de silencio y oscuridad, puesto que la escritura sólo era practicada por los monjes en sus abadías puesto que la mayoría de la población era analfabeta. Sólo gracias a la influencia de la cultura árabe en los siglos XII y XIII la Grafología pudo retomar su crecimiento, que se extendería mucho más con la creación de las primeras universidades ya en pleno Renacimiento.
GRAFOLOGIA MODERNA
Hacia el siglo XVII, en 1622, aparece un libro del profesor de Filosofía de la Universidad de Bolonia, Camillo Baldi, en el que alude a cómo la escritura puede revelar la naturaleza de su escritor.
Posteriormente, numerosos autores y personalidades literarias, científicas y esotéricas cuyos oficios nada tenían que ver con la Grafología, la estudiaron e hicieron intentos aislados de sistematización. Personajes de la notoriedad de Göethe, Sir Walter Scott, Balzac y Baudelaire, mostraron públicamente su interés por la técnica grafológica.
Sólo en el siglo XIX, tras el paso arrollador del racionalismo cartesiano y de la Ciencia, la Grafología empezó a ser estudiada con el método científico. El pionero de estos estudios fue quien es hoy reconocido como el Padre de la Grafología moderna: el Abate Jean-Hyppolite Michon, un hombre de gran cultura y productividad intelectual, quien en 1871 funda la “Sociedad de Grafología de París” y la revista “La Graphologie” que acuña el término finalmente. Ambas instituciones perduran hasta la actualidad. Posteriormente, escribe dos libros llamados “Los misterios de la escritura” y “Sistema de Grafología”, que se constituyeron en las obras más importantes en esta técnica hasta esa fecha.
El término “Grafología” o “Ciencia de los signos gráficos” propuesto por el Abate Michon tuvo amplia aceptación y "...se difundió rápidamente, en gran parte gracias a que su forma de razonar huía de los criterios ocultistas ocupados hasta entonces." (Simón, Op.cit).
Fue su discípulo Jules Crépieux-Jamin (1859–1940) quien depuró la técnica iniciada por el Abate Michon en los ocho sistemas de signos gráficos analizables en la actualidad: El orden del escrito, la velocidad, etc. El Psicólogo freancés Alfred Binet, famoso por sus estudios acerca de la medición de la inteligencia, se interesó también por la Grafología como forma de estudiar sistemáticamente la personalidad. Tras estudiar el trabajo de Crépieux-Jamin, realizó estudios de validez predictiva a los porcentajes de acierto de los grafólogos, obteniendo resultados que para él fueron sorprendentes, con coeficientes de correlación (o porcentajes de acierto) que oscilaban entre los de 0.61 y hasta 0.92 en una escala de 0 a 1. Binet además pudo encontrar signos que permitían estimar la inteligencia y la sinceridad a través de la escritura.
Casi al mismo tiempo, surge una escuela alemana de Grafología, cuyos aportes fueron variados, pero dos de los cuales fueron fundamentales para el estudio científico y analítico de la escritura. Por un lado estuvo el médico Wilhelm Preyer, a quien se le atribuye el descubrimiento de que la escritura emanaba del cerebro e implicaba todo un complejo proceso psicobiológico. que incorporaba no sólo la corteza cerebral, sino que además la médula espinal que, como es sabido, está asociada a los movimientos reflejos e inconscientes, y los más de 500 músculos desde el hombro hasta los dedos que se involucran en el acto de escribir. En segundo lugar, el filósofo Ludwig Klages, quien aplicó a la Grafología por primera vez los principios de la teoría de la Gestalt, considerando a la Grafología como un todo integrado antes de pasar al análisis de las partes. Surgen de él los conceptos de "Ritmo" y "Formniveau" ("Nivel de Forma Gestáltica"), criterio con el cual era posible de estimar tras observar la generalidad del texto, entre otros rasgos, el nivel cultural, de salud mental y grado de individuación o de desarrollo vital de la persona (Jung, 1921).
Un heredero suizo de Klages fue el doctor Max Pulver, quien pertenecía al selecto círculo del Instituto de Psicología Aplicada de Zurich, y tenía amistades y relaciones con personajes de la talla de Carl Jung y Hermann Rorschach. Pulver fue el encargado de aplicar la Psicología Analítica y la ya aceptada teoría psicoanalítica de Freud a la Grafología. El resumen del aporte de Pulver a esta técnica se resume en su frase: “La escritura consciente es un dibujo del inconsciente”.
Hoy en día, según una investigación realizada en conjunto por la Universidad de Oxford, la U. de Tel Aviv y la BBC, la Grafología es empleada para efectos de contratación de personal en el 80% de las empresas en Francia y en Israel (Koren, 1991). Y así ha ido expandiéndose la Grafología, primero por Europa, luego con grandes reticencias en los Estados Unidos, en donde aún existe polémica respecto del carácter científico de la Grafología y finalmente en el mundo hispanoamericano, donde tiene actualmente sus mejores escuelas en España, Argentina, Brasil y México.
En Chile esta técnica recién está siendo divulgada y reconocida, pero sus aplicaciones son inmensas, desde la selección de personal, el peritaje caligráfico judicial, la Psicología escolar, el Psicodiagnóstico clínico, la terapia de parejas y, por qué no, el autoconocimiento y desarrollo personal.
Por Rodrigo Farías Veloso
Psicólogo U.Diego Portales
Diplomado en Grafopsicología Universidad Autónoma de Barcelona
CURSOS DE GRAFOLOGÍA
LITERATURA REVISADA
- Jung, C.G. "Tipos Psicológicos". Ed. Sudamericana. 1921.
- Jung, C.G. "El Hombre y sus Símbolos". Ed. Galerna. 4a edición. 1984.
- Koren, A. "An experiment to discriminating the ability of graphologists". Artículo publicado en Internet. http://www.annakoren.com/research.html
- Moreno, J.J. "Grafología Analítica Jungiana". Artículo publicado en Internet.
- Simón, J. J. “El Gran libro de la grafología”. Ed. Martínez Roca. 1992. - Xandró, M. “Grafología Elemental”. Ed. Herder. 1989. - Xandró, M. “Grafología Avanzada”. Ed. Herder. 1990.
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